sábado, 18 de febrero de 2012

Nada más y nada menos.

Sonrisas que se escapan de entre los labios prisioneros de secretos. Miradas que disimulan porque esconden verdades como catedrales. Ojos que se cierran al instante de girar la esquina embriagados de eso que no sé cómo se llama. Dedos que se aproximan involuntariamente hacia otros buscando una respuesta recíproca. Olores que inundan las fosas nasales y que hacen que el cerebro relaccione con momentos que consiguen hacerte sentir en tu nube personal. Puñados de sentimientos que una vez que pasa el tiempo, sientes como siguen ahí.

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