miércoles, 5 de diciembre de 2012

Ni alcohol barato ni amores de un rato.


La gente se casa porque se quiere, pero también porque llega un momento, en el que uno le gusta gritar a los 4 vientos que está enamorado hasta las trancas. Y es que un día, conoces a alguien en la cola del cine, o en la tienda de discos... y poco después te sorprendes haciendo cosas que jamás pensaste que harías.
Cosas como untarle la mantequilla en las tostadas, dejarle tu lado de la cama... o viendo una peli romanticona en vez del fútbol.
Cuando te casas lo compartes todo y lo flipante es que te encanta hacerlo, porque has dado en la diana, que por fin has encontrado el amor de tu vida.