Que lo mejor es olvidar y relamernos las heridas, como las flores del jardín, que siempre están sin que lo pidas. Voy a acariciarte y a perder el control. Sabes muy bien que siempre quise darte lo mejor, porque yo no quiero perderte. Y es un cosquilleo que me llega a los pies, que me atraviesa y que me dice que hay algo entre los dos. Que yo no quiero perderte. Te encantará esta situación. Nos gusta ser dos bichos raros.
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